miércoles, 3 de septiembre de 2008

Alelo 334



Menos mal que es cosa genética.

Ayer visitaba en el hospital a una amiga recién dada a luz y me reencontraba con una amiga común. Mientras la primera amamantaba al bebé, nuestra amiga común y yo nos tomamos un café mientras hablábamos, o más bien despellejábamos, a nuestras respectivas últimas ex-parejas. La puesta al día en asuntos amorosos me hizo recordar los desastres y los deslices de mis ex. Si con mis ingenuos 20 confiaba plenamente y con 30 albergaba dudas, a mis 35 (¿35?, ja), no pongo la mano en el fuego por ninguno de ellos con respecto a su fidelidad. A algunas pruebas post-mortem me remito.

Esta mañana, tras el reparador y profundo sueño que me proporciona disponer de la cama para mí solita (una pierna aquí y la otra allá), me he despertado con la noticia de que se ha descubierto el gen responsable de la infidelidad, especialmente la masculina (y la femenina???), lo que me ha tranquilizado con respecto a la responsabilidad de los actos de la parte contratante de la segunda parte. Y es que ella no quería, oiga. ¡¡¡¡La culpa la tiene el alelo 334!!!!!.

Y yo me pregunto, si mi padre ha sido un putero toda la vida, ¿debería advertir a mis parejas antes de jurarles amor eterno?. Por si se hereda, digo.

Por si acaso, mi amiga, la primípara, es madre soltera: su bebé ha nacido como resultado de una inseminación artificial. Bienvenido a esta jaula de grillos Andrés.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que un gen con ese nombre ya lo dice todo: AH,LELO!!! más que LELO!!! Que te estoy poniendo los cuennnos y no te enterassss...

Anónimo dijo...

Lo bueno de la biología es que te exime de cualquier responsabilidad. ¡A follar!

psicoescéptica dijo...

Pues eso amigo anónimo, pues eso...

Rey Pelayo dijo...

Ya decía yo que tenia que ser genético